¿Cómo encontrar las constelaciones?

Cuando una persona que no tiene ningún conocimiento de Astronomía levanta la vista al cielo durante la noche, ve, además de la Luna, un montón de puntos luminosos que brillan con mayor o menor intensidad. Reconocer las constelaciones, sin un punto de partida como referencia, resulta poco menos que imposible, de ahí que sea necesario establecer la búsqueda de cada una de ellas partiendo de, al menos, algún elemento conocido.
Encontrar constelaciones es un estímulo para cualquiera, al que, tarde o temprano, todos nos hemos enfrentado. La clave consiste en identificar las estrellas más brillantes y luego saltar de estrella a estrella. Para realizar nuestro particular viaje por las estrellas y las constelaciones, vamos a situarnos en un lugar concreto, en la latitud 40ºN (lo cual es válido para España). Si el observador se encuentra en un paralelo diferente al paralelo 40ºN, el cielo variará. Según nos acercáramos al Ecuador, las estrellas se irían desplazando hacia el norte (en los mapas que vamos a utilizar, se desplazarán hacia abajo), llegando a situarse la estrella Polar en la línea del horizonte mismo (en nuestros mapas, el horizonte viene representado por la línea circular). Si en cambio, nos desplazamos a latitudes superiores, las estrellas se desplazarían hacia el sur (hacia arriba en nuestros mapas), llegando a situarse la estrella Polar justo en el centro de los mapas al llegar al Polo Norte (el centro en nuestros mapas representa el punto que estaría justo encima de nuestras cabezas, a este punto se le denomina cenit).
En los mapas que vamos a utilizar se representa la totalidad de la bóveda celeste, tal y como la vería un observador tumbado mirando hacia arriba, o sea, el cenit (el punto más alto del cielo, que corresponde al centro del mapa). La circunferencia externa representa el horizonte, y la circunferencia interior representa una altura en el cielo del observador de 45º. Para moverse con soltura resulta de utilizar estimar las medidas angulares: la circunferencia completa mide 360º, y desde el horizonte hasta el cenit hay 90º. El diámetro aparente de la luna llena es de 0,5º. La uña del dedo meñique, manteniendo el brazo totalmente extendido, cubre aproximadamente 1º, el dedo gordo se aproxima a 2º, el puño cerrado cubre unos 10º y la mano abierta al máximo se acerca a casi 20º en el cielo.
En los mapas que presentamos se intenta representar una semiesfera de la bóveda estrellada (la otra semiesfera no estará a la vista, quedará por debajo del horizonte del observador). Dado que se presenta una superficie esférica sobre un plano, es necesario que se haga una distorsión en el dibujo para representar el mismo, así, una constelación que esté situada muy cerca del horizonte aparece con un tamaño casi el doble del que tendría si estuviera dibujada en el centro del mapa.
Empezamos nuestro particular viaje por las estrellas a la 1 de la madrugada del día 1 de enero en Madrid, que más o menos, serían las 00:00 del día 1 de enero en T.U. (Tiempo Universal). Si observamos el cielo antes de esta hora, las estrellas habrán girado en torno a la estrella Polar en el sentido de las agujas del reloj, si miramos más tarde, habrán girado en el sentido contrario al de las agujas del reloj. Más adelante, partiremos de un momento hipotético 6 meses después, el día 1 de julio, presentándose de esta forma la totalidad de la bóveda celeste. En la situación que nos hemos marcado, el cielo se nos presenta de esta manera (puedes pulsar sobre cualquier mapa para ver una imagen ampliada del mismo, se aconseja una resolución de la pantalla de al menos 1024x768). Vamos a intentar desenmarañar lo que vemos con nuestros ojos:


Parece desalentador. Vamos a empezar poco a poco con nuestra búsqueda.
Casi todos los habitantes que viven al norte del ecuador saben reconocer la Osa Mayor, las siete estrellas que forman el asterismo del Carro o el Cazo, como se conoce en algunos lugares. Además, tiene la ventaja de estar presente en el cielo prácticamente todo el año. Por esta razón será la que se tome como referencia para ir buscando, poco a poco, las demás. Es una constelación muy notoria y con estrellas muy brillantes, seis de ellas son estrellas de segunda magnitud (para referirse al brillo de las estrellas se habla de sus magnitudes, las más brillantes son de primera magnitud, luego van las de segunda y así sucesivamente, hasta llegar a la sexta magnitud, que son las más débiles que se pueden distinguir a simple vista) lo que la hace muy fácil de localizar. Vamos a marcarla en nuestro mapa:
Con ayuda de la Osa Mayor vamos a localizar la estrella Polar, que se encuentra prácticamente en el polo norte celeste, punto en torno al cual parece girar toda la bóveda celeste. La estrella Polar pertenece a la Osa Menor y se trata de una constelación pobre en estrellas brillantes, lo que la hace difícil de distinguir. Si partimos de la alineación que forman las estrellas Merak y Dubhe de la Osa Mayor (las dos estrellas más brillantes de la Osa Mayor), y lo prolongamos cinco veces aproximadamente, llegamos a la estrella Polaris, o estrella Polar (Polaris es una estrella de segunda magnitud, la más brillante de la zona a la que hemos llegado).
Localizadas la Osa Mayor y la Osa Menor (Ursa Major y Ursa Minor), encontramos Casiopea en la parte diametralmente opuesta a la Osa Mayor; imaginamos una línea desde la preciosa doble visible a simple vista de la Osa Mayor, Mizar y Alcor hasta la estrella polar y ahí continuamos la línea imaginaria al otro lado de la polar; llegando así a la constelación de Cassiopea o Casiopea. Su forma es peculiar ya que según la época del año en que la observemos tendrá forma de "M" o forma de "W". Es muy fácil de localizar ya que está en un sector del cielo que tiene muy pocas estrellas.
La pareja Mizar y Alcor es un sistema doble visible a simple vista. Alcor es el nombre de la estrella 80 Ursae Majoris en la constelación de la Ursa Major, con magnitud aparente +3,99. Esta es una estrella blanca de la secuencia principal. Alcor está separada 11,8 minutos de arco de Mizar (Zeta Ursae Majoris) y el poder distinguir a estas dos estrellas a simple vista constituye un ejercicio clásico de agudeza visual. Físicamente las dos estrellas están separadas un cuarto de año luz, y aunque sus movimientos propios indican que se mueven juntas, no está claro si forman un sistema binario o si sólo son binarias ópticas como se había pensado hasta ahora. Mizar, a su vez, es una estrella binaria, siendo la primera en descubrirse).
Con la misma línea imaginaria que utilizamos al principio, la que se prolongaba desde Merak y Dubhe en la Osa Mayor, si continuamos desde Polaris llegaremos a Cepheus, una constelación en forma de casa con su tejado. Otra manera de localizarla es prolongar la línea formada por alfa y beta de Cassiopeia, llegando así a la estrella más brillante de Cepheus, Alderamin.
Seguimos buscando constelaciones usando como referencia la Osa Mayor. Si prolongamos una línea imaginaria en sentido contrario a la polar y partiendo desde Dubhe y Merak, localizaremos la preciosa estrella Regulus, pasando por Algieba, ambas de la constelación del León o Leo. La línea dibujada, aunque en el el plano la hemos dibujado como una curva, en la realidad se aproxima más a una recta.
Regulus es un sistema estelar triple que dista 77 años luz de la Tierra. El sistema está compuesto por la estrella principal, Regulus A, una estrella blanco-azulada y por otras dos estrellas: Regulus B, una enana naranja, y Regulus C, una enana roja. Regulus B y Regulus C están separadas entre sí 100 UA y completan una órbita cada 2.000 años. A su vez, el par BC (Regulus B y Regulus C) se halla a 4.200 UA de Regulus.
Leo es una de las constelaciones zodiacales, una de las más fáciles de reconocer por la forma de gancho o signo de interrogación que forman seis de sus estrellas, encontrándose entre Cáncer y Virgo. Es una mirada al espacio intergaláctico, una zona en la que podremos deleitarnos en la observación de galaxias, tales como M65 y M66, dos magníficas galaxias espirales ya observables con un pequeño telescopio, de magnitudes 9,3 y 8,9 respectivamente. En esta constelación nos encontramos con otra estrella muy interesante, Algieba, o Gamma de Leonis: es una estrella binaria con sus dos componentes separadas visualmente menos de 5 segundos de arco. Algieba A es una estrella gigante naranja con un radio 23 veces mayor que el radio solar y 180 veces más luminosa que el Sol. Algieba B también es una estrella gigante, aunque de color amarillo. Más pequeña que su compañera, su radio es 10 veces mayor que el radio solar y su luminosidad es equivalente a 50 soles. El par se puede resolver con un telescopio pequeño si las condiciones atmosféricas son buenas.
Tomando como referencia Cassioppeia podemos localizar las constelaciones de Pegasus y Andrómeda. Si trazamos una línea imaginaria desde la línea izquierda de la imaginaria "M" de Cassioppeia (las estrellas alfa y beta de Cassioppeiae), podemos llegar a Almaak de Andrómeda, o Gamma de Andrómeda. Observaremos con mucha claridad tres estrellas muy brillantes casi en línea, la primera Almaak, después Mirach y luego Alpheratz, lo que hacen muy fácil de distinguir a Andrómeda.
Almaak, con pequeños telescopios se puede resolver en una estrella doble con ambas componentes separadas unos 10 segundos de arco, siendo un objetivo interesante para el astrónomo aficionado. La estrella más brillante del par tiene magnitud aparente +2,19 y es una gigante naranja brillante con un radio 80 veces mayor que el radio solar. Su luminosidad es unas 2.000 veces mayor que la del Sol. La otra componente es a su vez una estrella binaria, formada por una estrella de tipo espectral B8 y otra de tipo A0. Estas dos estrellas están separadas 33 UA y su período orbital es de 63,7 años. La más brillante de ellas vuelve a ser una binaria espectroscópica, con las dos componentes muy próximas entre sí con una órbita en la que emplean 2,7 días.
Alpheratz es una estrella que es compartida por Andrómeda y por Pegasus. Alpheratz es la estrella alfa de Andrómeda y a su vez es la estrella Delta de Pegasus. La forma inconfundible del cuadrilátero de Pegasus nos ayudará mucho a localizarla estas constelaciones. En la constelación de Andrómeda podemos localizar la Galaxia de Andrómeda, también conocida como M31 o NGC 224, es una galaxia espiral gigante. Es el objeto visible a simple vista más alejado de la Tierra y es la más grande de las galaxias del Grupo Local, que consiste en aproximadamente 30 pequeñas galaxias más tres grandes galaxias espirales: Andrómeda, la Vía Láctea y la Galaxia del Triángulo. En el plano la hemos representado como una pequeña elipse de color azul para representar su posición aproximada:
Extendiendo una línea desde las estrellas beta y gamma de Andrómeda (Mirach y Almaak), llegamos a Mirphak, que es la estrella principal de la constelación de Perseus.
La segunda estrella en importancia se llama Algol, es una de las binarias eclipsantes mejor conocidas. Como binaria eclipsante, en realidad consta de dos estrellas que orbitan una en torno a la otra. Debido a que la Tierra se halla en su plano orbital, la estrella más débil (Algol B) pasa frente a la estrella más brillante (Algol A) una vez por órbita, y la cantidad de luz que llega a la Tierra decrece temporalmente.
Si seguimos la misma línea trazada anteriormente, llegamos al centro de la constelación de Auriga o constelación del "Cochero". La estrella principal de Auriga es Capella.
Capella es una estrella cuádruple. La separación visual de las componentes A y B no supera los 0,05 segundos de arco, correspondiendo a una separación real de 0,73 UA. Se mueven a lo largo de una órbita prácticamente circular con un periodo orbital de 104 días.
Ahora volvemos sobre nuestros pasos, nos situamos de nuevo en la estrella Polar, de la Osa Menor, y trazamos una línea imaginaria hasta la brillante Capella en Auriga. Si seguimos esta línea imaginaria, al otro lado de la bóveda celeste, llegamos a la magnífica constelación de Orión. Sus dos estrellas principales son Rigel y Betelgeuse.
Rigel es una supergigante blanco-azulada. Se la considera un sistema triple, en el cual la estrella principal es orbitada por dos compañeras, Rigel B y C, cuya distancia entre ellas es de 28 UA, que giran en torno a Rigel A como una unidad, a un distancia de la misma de 2.000 UA. Pero Rigel es solo la segunda estrella de la espectacular constelación de Orión, la estrella principal es Betelgeuse, es la novena estrella más brillante en el cielo, una supergigante roja. El color característico de esta estrella proviene de las bajas temperaturas de su exterior y muestra que la estrella ha agotado ya la mayor parte del combustible nuclear que le proporciona su energía (fusión del hidrógeno) por lo que se encuentra al final de su vida.
Orión es una de las joyas más maravillosas del cielo, formada por estrellas muy brillantes, dos de ellas de primera magnitud y cuatro de segunda y fáciles de localizar. En ella podremos divisar La Nebulosa de Orión. En condiciones bastante buenas, la nebulosa puede ser vislumbrada a simple vista como una tenue nebulosidad alrededor de una estrella (se localiza en la llamada "espada de Orión"). Situada a unos 1.600 años luz, la Nebulosa de Orión es la nebulosa difusa más brillante del cielo, visible a simple vista, y digna de ser vista en telescopios de todo tamaño, desde los prismáticos más pequeños hasta los más grandes observatorios con base en Tierra y el Telescopio Espacial Hubble. En medio de la constelación vemos las denominadas tres Marías o cinturón de Orión formadas por Mintaka, Alnilam y Alnitak, todas de color azul, muy jóvenes y situadas a la misma distancia, 1.305 años luz. Estas tres estrellas nos hacen muy fácil la labor de localizar esta constelación.
Como Orión es una constelación tan fácil de localizar, vamos a tomarla como referencia ahora para localizar a otras constelaciones cercanas. Trazando una línea desde Mintaka, una de las tres integrantes del cinturón de Orión, a Betelgeuse y continuándola, nos encontramos con la pareja de estrellas Castor y Pollux, una pareja de estrellas magníficas, integrantes de la preciosa constelación de los Gemelos o Gemini.
Ambas estrellas son de parecido brillo, Castor de 1.6 y Pollux de 1.2, blancas a 45 y 35 años luz respectivamente. La distancia entre ellas es casi de 4º 30' y constituye una referencia de medida muy utilizada para distancias angulares.
Cástor es un sistema múltiple de 6 componentes. Visualmente, Cástor es una estrella binaria cuyas componentes, Cástor A y Cástor B, se mueven en una órbita excéntrica con un período orbital de 467 años. A su vez, cada una de las componentes es una binaria. Por otra parte, Cástor tiene una acompañante tenue separada unos 72 segundos de arco, Cástor C, cuyo paralaje y movimiento propio es igual al del par Cástor AB. Cástor C es también una binaria y además una binaria eclipsante.
Pólux es una estrella gigante naranja. Situada a 33,7 años luz de distancia, es la gigante naranja más próxima a la Tierra.
Si seguimos una de las direcciones que nos marcan las tres estrellas del cinturón de Orión, localizaremos sin problema a la estrella más brillante de nuestros cielos, a Sirio, en el Can Mayor o Canis Major.
Es la estrella más brillante del cielo nocturno vista desde la Tierra, de una magnitud -1,46 situada en la constelación de Can Mayor o Canis Major. Es un astro blanco que está situado a 8,7 años luz, siendo la quinta estrella más cercana al Sol. Este cuerpo celeste en realidad está compuesto por dos estrellas que viajan juntas, vinculadas por la fuerza de la gravedad, describiendo una trayectoria con forma de espiral. Debido a ciertas perturbaciones en la órbita de estas estrellas se hipotetiza que puede existir una tercera estrella (Sirio C).
Ahora partamos de las estrellas Bellatrix y Betelgeuse, también de Orión, y prolonguemos la línea imaginaria unas dos veces y media, y ahí localizaremos a Procyon del Can Menor o Canis Minor.
Es una de las estrellas más cercanas a nuestro Sistema Solar, a sólo 11,41 años luz. Al igual que Sirio, es una estrella binaria: la estrella principal, (Procyon A) tiene una débil enana blanca (Procyon B) de compañera. Procyon A es una estrella blanca amarillenta más o menos 7,5 veces mayor que el Sol. Canis Minor es una constelación pequeña que forma un triángulo inconfundible (triángulo del invierno) con Sirius en Canis Major y Betelgeuse en Orión (en la siguiente página podemos ver la situación del triángulo de invierno).
Si imaginamos una línea que parta del cinturón de Orión, pero dirigiéndonos en dirección contraria a Sirio, llegaremos a la estrella Aldebarán de la constelación del Toro o Taurus.
Aldebarán es una estrella gigante naranja. Tiene una estrella acompañante distante, Aldebarán B, de magnitud +13,50, que es una enana roja. En 1997 se anunció el descubrimiento de un planeta gigante, Aldebarán b, alrededor de la estrella principal.
Y si continuamos por esa dirección llegaremos a localizar a las siete cabrillas o al cúmulo de estrellas azules de las Pléyades de magnitud cuarta y que son realmente espectaculares. También denominado M45, Las Siete Hermanas o Cabrillas, es un objeto visible a simple vista en el cielo nocturno. Las Pléyades son un puñado de estrellas muy jóvenes las cuales se sitúan a una distancia aproximada de 450 años luz de la Tierra y están contenidas en un espacio de treinta años luz.
Hemos localizado a Leo, a Gemini y a Tauro, que son tres constelaciones zodiacales. El Zodiaco es una zona limitada por dos planos paralelos a la Eclíptica, cuya distancia angular es 16 º. La palabra zodiaco procede el griego y significa "Casa de animales", por alusión a los nombres de las doce constelaciones. Todos los planetas (excepto Plutón) tienen órbitas cuya inclinación respecto de la Eclíptica es menor de 8º, por lo que dentro del zodiaco se mueven los planetas del Sistema Solar, así como los asteroides o planetas menores. La trayectoria que sigue el Sol en la esfera celeste recibe el nombre de Eclíptica. Esta trayectoria en la esfera celeste es un círculo máximo que forma con el ecuador celeste un ángulo de 23º 27', llamado inclinación del Sol u oblicuidad de la Eclíptica. La denominación de Eclíptica proviene del hecho de que los eclipses sólo son posibles cuando la Luna se encuentra sobre la Eclíptica o muy próximo a ella, es decir en los llamados nodos. Dibujémosla (es un semiarco con radio hipotético en la estrella Polar) y así encontraremos otras constelaciones más débiles que las que hemos logrado encontrar hasta el momento, como son Piscis o constelación de Los Peces, Aries o constelación del Carnero y Cáncer o constelación del Cangrejo.
Piscis bordea, formando una "V", el cuadrilátero de Pegasus, por un extremo se sitúa muy cerca de Pegasus y por el otro se acerca a Andrómeda. Aires se sitúa entre Tauro y Piscis, paralela a Andrómeda. A la constelación de Cáncer la encontraremos entre Gemini y Leo.

Tenemos otra figura que nos ayudará mucho en los cielos invernales, se denomina el hexágono de invierno. Está formado por seis estrellas muy brillantes en nuestros cielos: Sirio en Canis Major, Rigel en Orión, Aldebarán en Tauro, Capella en Auriga, Pollux en Gemini y Procyon en Canis Minor:
Todavía nos quedan unas cuantas constelaciones por identificar, muchas de ellas son bastante débiles, así que necesitaremos guiarnos a partir de las que ya tenemos bien localizadas. Al principio, y para hacernos más fácil nuestro viaje por las estrellas, dibujamos el asterismo de la Osa Mayor muy reducido. En realidad, la Osa Mayor es una constelación que ocupa una gran porción del cielo, vamos a dibujar el asterismo completo:
En torno a ella (Osa Mayor) podemos ir buscando otras constelaciones menores. En este caso vamos a dibujar a Canes Venatici o Perros de Caza, Coma Berenices o Cabellera de Berenice (ambas bajo el mango del supuesto cazo que forma la Osa Mayor), Leo Minor o León Menor (a medio camino entre la Osa Mayor y Leo), Lynx o Lince (ocupa el espacio vacío formado entre la Osa Mayor, Auriga, Gemini y Cáncer. Es muy débil y se dice que su nombre proviene de que es necesario tener vista de lince para distinguirla), Camelopardalis o Jirafa (a medio camino entre Perseus y la Osa Mayor, los griegos la llamaban el camello-leopardo) y por último a Draco o Dragón (a medio camino entre las dos Osas y bordeando a la Osa Menor, la cabeza del dragón se sitúa entre la Osa Menor y la constelación de Hércules):
Situada entre Perseus, Aries y Andrómeda podremos divisar a la constelación Triangulum o Triángulo; y entre Pegasus, Andrómeda, Cassioppeia y Cepheus veremos a la constelación de Lacerta o Lagarto.
Siguiendo la línea del cuadrilátero de Pegasus formada por sus estrellas delta (Alpherathz) y gamma (Algenib), podremos llegar la constelación de Cetus o Ballena.
Es una constelación débil, aunque con algunas estrellas interesantes. Sus dos estrellas más brillantes son Menkhar y Deneb Kaitos, dos estrellas gigantes, roja y amarilla respectivamente. En esta constelación podemos ver la estrella Mira (Maravilla), que fue la primera estrella variable descubierta en 1596. Prototipo de variables de largo periodo (ciclo de 332 días variando de magnitud 2,2 a 10) que llevan su nombre (variables Mira).
En el espacio que tenemos ahora entre Orión y Cetus, tenemos a la constelación Eridanus.
Es una constelación muy grande y solo puede verse parte de esta constelación en primavera, invierno y verano. En el hemisferio sur es visible todo el año, al menos una parte de ella. Su estrella principal es Achernar, en las proximidades del polo sur (es la estrella más plana conocida, teniendo un radio casi un 50% mayor en el ecuador que en los polos, debido a su rápida rotación). Su segunda estrella en brillo es Cursa y se sitúa muy cerca de Rigel en Orión.
Debajo de la base de Orión, formada por las estrellas Rigel y Saiph, y entre las constelaciones del Can Mayor y Eridanus, encontramos tres pequeñas constelaciones, la constelación de Lepus o Liebre (podría representar una liebre perseguida por el cazador, Orión), la constelación de Columba o Paloma y la constelación de Caelum o cincel, ambas muy pequeñas. Y siguiendo la línea formada por Caelum y Lepus, y rodeada por la constelación de Eridanus, nos encontramos con la constelación Fornax u Horno:
Desde Betelgeuse en Orión, hasta Sirio en Canis Major, y continuando esa línea, llegamos a la constelación de Puppis o Popa.


Es una rica constelación austral atravesada por la Vía Láctea, también se la conoce como Naos. Esta constelación, junto con Carina (Quilla), Pyxis (Brújula) y Vela, formaba parte de La Nave de los Argonautas (las estrellas de cada sección conservan sus letras griegas originales, en el caso de Puppis comienzan con Zeta, la estrella Naos). Localizada la estrella Naos, es fácil distinguir a Pyxis:

Entre las constelaciones del Can Menor, Can Mayor y Orión, nos encontramos a la débil constelación de Monoceros o Unicornio.
Es una de constelación que suele pasar desapercibida al estar rodeada por las espectaculares constelaciones de Orión, Gemini y Canis. Se encuentra situada entre el triángulo virtual que forman las estrellas Procyon (Canis Major), Sirius (Canis Minor) y Betelgeuse (Orión). Es una constelación con una gran cantidad de cúmulos y objetos interesantes, entre los que se encuentran la Nebulosa de la Roseta, la Nebulosa del Cono, M50, NGC 2244 y NGC 2264.
En el espacio que nos queda por observar, nos encontramos dos constelaciones. La primera es Hydra, la mayor de las constelaciones, ocupa más de 100º. La cabeza está bajo la constelación de Cáncer y su trayectoria se puede seguir a través de Leo, Virgo y Libra. Dado el escaso brillo y la dispersión de sus estrellas no es fácil de distinguir. Su estrella más brillante es Alphard. Y rodeada por Hydra por un lado y Leo por el otro, tenemos a la constelación de Sextans o Sextante, también muy débil y difícil de ver. Su estrella más brillante forma un triángulo con la brillante Regulus de Leo y Alphard de Hydra.
Evidentemente, dependiendo de la hora de observación, veremos unas constelaciones u otras, esto es un ejemplo, la bóveda celeste va girando en torno a la estrella Polar, alzándose las constelaciones por el este y ocultándose por el oeste. Más adelante volveremos a hacer un par de viajes por las constelaciones tomando como referencia los días 1 de mayo y 1 de septiembre a la misma hora, con los que prácticamente, completaremos la totalidad de la bóveda celeste observable desde las latitudes norte. Muchas constelaciones que aparecerán en estos dos viajes se podrán observar también en los meses invernales, así como constelaciones de las que hemos hablado aquí, se podrán observar durante los meses veraniegos, todo dependerá de la hora de la observación.

Por último, quiero acabar representando la Vía Láctea, nuestra galaxia, en la galaxia donde nos encontramos. La veremos como una mancha lechosa que atraviesa desde Lacerta hasta Puppis y Pyxis, pasando por Cassioppeia, Perseus, Auriga, Gemini, Can Mayor y Monoceros. En esta época estamos observando hacia el exterior de la misma, dado que el centro se encuentra en la dirección de la constelación de Sagitario.
Si no nos encontráramos en el planeta Tierra, o sea, en medio del espacio, situados en el mismo lugar, veríamos que la Vía Láctea forma un anillo a nuestro alrededor, esto es debido a que nos encontramos inmersos en ella (la Vía Láctea es una galaxia espiral, su forma es como la de un disco aplanado, y el sistema solar se encuentra en uno de los brazos espirales).
Todas las estrellas que observamos se encuentran en nuestra propia galaxia, no pertenecen a otra, y se encuentran a una distancia de entre unos pocos años luz a unos miles. También los cúmulos estelares y las nebulosas que podemos distinguir pertenecen a nuestro vecindario. La gran mayoría de estos objetos los localizaremos dentro de la mancha de la Vía Láctea o muy poco separados de ella (a excepción de los cúmulos globulares, que se extienden por todo el halo que rodea a nuestra galaxia, se piensa que son los núcleos de pequeñas galaxias que han sido engullidas por la Vía Láctea).
Para buscar otras galaxias es necesario separarnos de la mancha que deja en el cielo nuestra propia galaxia, o sea, debemos mirar al espacio abierto (la zona de Virgo es especialmente rica, dado que observamos hacia el supercúmulo de galaxias de Virgo).
Consejos para la observación
  • Elegir un lugar alejado y despejado, donde la polución lumínica sea la menor posible, lejos de las grandes ciudades.
  • Esperar a que nuestros ojos se acostumbren a la oscuridad, lo que suele durar entre 20 y 30 minutos.
  • Abrigarnos adecuadamente, aún en el verano, pues el rocío caerá sobre nosotros.
  • Carta del cielo para ese momento, planisferio o mapa del cielo, con el fin de identificar adecuadamente las constelaciones.
  • Una linterna con luz roja para leer los mapas. La luz roja es la que menos deslumbra y así evitamos necesitar volver a acostumbrar a nuestros ojos a la oscuridad.
  • Una amaca o tumbona es importante para realizar la observación acostado y de forma cómoda.
  • Unos prismáticos nos serán de gran ayuda. Los más adecuados son los 10x50 y 7x50.

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