Cuando una persona que no tiene ningún conocimiento de Astronomía levanta la vista al cielo durante la noche, ve, además de la Luna, un montón de puntos luminosos que brillan con mayor o menor intensidad. Reconocer las constelaciones, sin un punto de partida como referencia, resulta poco menos que imposible, de ahí que sea necesario establecer la búsqueda de cada una de ellas partiendo de, al menos, algún elemento conocido.
Encontrar constelaciones es un estímulo para cualquiera, al que, tarde o temprano, todos nos hemos enfrentado. La clave consiste en identificar las estrellas más brillantes y luego saltar de estrella a estrella. Para realizar nuestro particular viaje por las estrellas y las constelaciones, vamos a situarnos en un lugar concreto, en la latitud 40ºN (lo cual es válido para España). Si el observador se encuentra en un paralelo diferente al paralelo 40ºN, el cielo variará. Según nos acercáramos al Ecuador, las estrellas se irían desplazando hacia el norte (en los mapas que vamos a utilizar, se desplazarán hacia abajo), llegando a situarse la estrella Polar en la línea del horizonte mismo (en nuestros mapas, el horizonte viene representado por la línea circular). Si en cambio, nos desplazamos a latitudes superiores, las estrellas se desplazarían hacia el sur (hacia arriba en nuestros mapas), llegando a situarse la estrella Polar justo en el centro de los mapas al llegar al Polo Norte (el centro en nuestros mapas representa el punto que estaría justo encima de nuestras cabezas, a este punto se le denomina cenit).
En los mapas que vamos a utilizar se representa la totalidad de la bóveda celeste, tal y como la vería un observador tumbado mirando hacia arriba, o sea, el cenit (el punto más alto del cielo, que corresponde al centro del mapa). La circunferencia externa representa el horizonte, y la circunferencia interior representa una altura en el cielo del observador de 45º. Para moverse con soltura resulta de utilizar estimar las medidas angulares: la circunferencia completa mide 360º, y desde el horizonte hasta el cenit hay 90º. El diámetro aparente de la luna llena es de 0,5º. La uña del dedo meñique, manteniendo el brazo totalmente extendido, cubre aproximadamente 1º, el dedo gordo se aproxima a 2º, el puño cerrado cubre unos 10º y la mano abierta al máximo se acerca a casi 20º en el cielo.
En los mapas que presentamos se intenta representar una semiesfera de la bóveda estrellada (la otra semiesfera no estará a la vista, quedará por debajo del horizonte del observador). Dado que se presenta una superficie esférica sobre un plano, es necesario que se haga una distorsión en el dibujo para representar el mismo, así, una constelación que esté situada muy cerca del horizonte aparece con un tamaño casi el doble del que tendría si estuviera dibujada en el centro del mapa.
Empezamos nuestro particular viaje por las estrellas a la 1 de la madrugada del día 1 de enero en Madrid, que más o menos, serían las 00:00 del día 1 de enero en T.U. (Tiempo Universal). Si observamos el cielo antes de esta hora, las estrellas habrán girado en torno a la estrella Polar en el sentido de las agujas del reloj, si miramos más tarde, habrán girado en el sentido contrario al de las agujas del reloj. Más adelante, partiremos de un momento hipotético 6 meses después, el día 1 de julio, presentándose de esta forma la totalidad de la bóveda celeste. En la situación que nos hemos marcado, el cielo se nos presenta de esta manera (puedes pulsar sobre cualquier mapa para ver una imagen ampliada del mismo, se aconseja una resolución de la pantalla de al menos 1024x768). Vamos a intentar desenmarañar lo que vemos con nuestros ojos: